En 1886, Eugen Goldstein (1850-1930) observó que en un tubo de rayos catódicos, con el ánodo perforado, se generaba una corriente de partículas moviéndose desde el cátodo hacia el ánodo.  Estos rayos positivos proceden de átomos contenidos en el tubo que han perdido electrones.  Al cambiar el gas contenido en el tubo se observa un cambio en la relación e/m de la partícula positiva.  Estudios realizados con diferentes gases demostraron que la la carga de los iones es múltiplo de un valor, la unidad de carga positiva, llamada protón.